ACTO EN CURA BROCHERO, SÁBADO 23 OCTUBRE 2010

domingo, 12 de agosto de 2012

"COMO POR UN TUBO",EN EL TEATRO SHA,"LA TÍPICA EN LEVE ASCENSO".

"COMO POR UN TUBO", VIERNES, SÁBADOS Y DOMINGOS DE AGOSTO, TEATRO SHA, BUENOS AIRES. REALIZACIÓN DE LA TÌPICA EN LEVE ASCENSO


El regreso de Miguel Angel Solá a un escenario nacional es uno de los grandes regalos que la temporada 2012 del Teatro Sha nos regala. Gran actor, de sensibilidad fuera de lo común, es quien trae de la mano la obra “Como por un tubo”, una comitragedia musical de “La típica en leve ascenso” (aquel singular ensemble que formara a fines de los 80), estrenada en España a fines del 2011 y ahora en Buenos Aires por solo 12 funciones. Un regalo inesperado de un teatro dinámico, diferente, que pasa por todas las cuerdas del sentimiento humano, especialmente aquél de los enamorados abandonados, o bien cuando el hombre se pone más tonto que nunca.

La comitragedia musical se centra en “Vida, sueños, sexo y arte de Alberto Carlos Bustos, municipal y pájaro”, un “alter ego?” de Solá y de la vida y sueños y sexo y arte de cada uno de nosotros. Desde la puesta, nos encontramos con un manejo del espacio moderno: un estudio de radio de la década del 50 con músicos y los “dueños de los efectos especiales” de las telenovelas, los cortes comerciales con insólitas propagandas para estos días y la modernidad que impone el minimalismo talentoso. Pocos recursos pero suficientes: dos paneles colgados en el telón de fondo y los músicos, el taburete de “Bustos”, la mesa con el teléfono a su lado, y cuatro micrófonos de pie. Piano, acordeón, contrabajo, guitarra y caja peruana. Lo demás surge del arte de cada uno de los intérpretes para meternos en una historia de desencuentros, con diálogos simpáticos, que pasan desde el poema de amor del desdichado hasta la canción de protesta.

Bustos está desconsolado por el abandono de Clara, una mujer fatal que lo ha dejado en estado de shock durante 20 días. El relator, a cargo de Enrique Quintanilla, es un personaje chaplinesco que aparece detrás de uno de los paneles, haciendo uso de una magnífica gestualidad para ir explicándonos qué le pasa a este buen hombre y tratar de enderezarle la vida; hay diálogos con Bustos-Solá que son una delicia de humor, simple, directo, sencillo y eficaz. Quintanilla, que también tiene varias tareas en el escenario, es un actor de extraordinaria ductilidad.

El otro panel nos permite conocer a Manuela, una particular mujer que busca a su hermano Alberto y da con Alberto Carlos Bustos, produciendo a lo largo de dos horas diálogos desopilantes. He aquí la cuerda sensible de Miguel Angel Solá que desgrana un poema hasta ir en un “in crescendo” de sensaciones y mostrarnos al hombre apasionado hasta el desaforado por una noche de amor. Y allí aparecerá también Clara, intentando socavar más a Bustos.

Pero Bustos no es un ser humano sin recursos: es un creador y va generando canciones, algunas por el recuerdo de Clara, otras para impresionar a Manuela, mientras que otras surgen como consecuencia del relato en sí: Daniel Giménez está a cargo de la interpretación con voz clara, precisa y con cierto dejo muy bien logrado de los cantores de los 50. Estupendo.

Dentro de este ámbito surgen los personajes que nos van metiendo en una historia cuyo principal protagonista es el teléfono, único medio de comunicación de Bustos con estas mujeres que, de una u otra manera, carcomen su sensibilidad masculina, la vapulean, y lo desconciertan hasta la máxima exasperación. Agregamos algo: el teléfono y Miguel Angel Solá son los ejes de la historia pero no los únicos que la desarrollan.

Bustos tiene un único intérprete y éste es Miguel Angel Solá quien se funde entre ese personaje radial que está en el estudio y ese otro desencajado por amor, sujeto al teléfono.

Las canciones que surgen por este entuerto de desamor son estupendas, zambeadas la mayoría, y muy bien ejecutadas por Néstor Ballesteros, Juan Giménez, Daniel Giménez y la única mujer que cumple a la perfección con todos los roles, incluso cantar con voz tanguera (se nos ocurre decir) y plena de matices: Graciela Baquero.

Es decir que estamos frente a una obra teatral de características diferentes: se cuenta una historia de amor-desamor en medio de un estudio de radio y de la emisión de una telenovela. La articulación de los personajes mediante paneles y símil estudio es el artilugio de la puesta que destacamos enfáticamente. Por si fuera poco, hay una yapa: la colaboración del público que los que peinamos canas recordamos muy bien en los estudios de radio. Finalmente, esta comitragedia musical se transforma en una fiesta, en un regocijo para espectador que puede disfrutar de la cuerda actoral y musical de Miguel Angel Solá y de cada uno de los integrantes de esta fantástica “La típica en leve ascenso” sumándose con su voz y sus palmas. Un artificio sin parangón para hacer teatro de calidad, diferente. Originalidad y creatividad en “Como por un tubo”, sí, el del teléfono, para regalarnos dos horas de gran teatro.

Elsa Bragato