MEDIDA POR MEDIDA (la culpa es tuya)
De William Shakespeare.
Adaptación y dirección de Gabriel Chamè Buendía. Con Matías Bassi, Nicolás
Gentile, Elvira Gómez, Agustín Soler y Marilyn Petito, Música de Sebastián
Furman y Gabriel Chamé Buendìa. Escenografía e iluminación de Jorge Pastorin.
Vestuario de Cecilia Allassia. Entrenamiento de baile: Damián Malvacio.
Asistente: Lorena Booth. Duración: 105 minutos. Teatro Politeama.
XXXXX – LA EXCELENCIA EN ESTADO PURO
Cuando se está frente a una puesta rayana en la genialidad creativa, se
hace cuesta arriba intentar tan siquiera un comentario crítico. “Medida por
medida (la culpa es tuya)” es una obra de William Shakespeare escrita entre
1604 y 1605 con puesta de Gabriel Chamé Buendìa. Como ocurría en tiempos
isabelinos, los temas no eran propios, se tomaban de la juglaría, de lo que el
pueblo escuchaba. En este caso, Shakespeare se basó en versiones de “Promos y
Casandra”, de George Whetstone, de 1578.
Ahora bien, ¿y en qué se basó Gabriel Chamé
Buendía para llevar un clásico de la sátira social a una puesta que trasciende
lo convencional, que de tan performática se transforma en sustancial? La
pregunta tiene una respuesta posible: en la incordia intelectual de un
teatrista que bucea desde hace una larga década en la fusión entre los temas
shakespeareanos y las capacidades que un actor puede desarrollar tanto en lo
histriónico como en lo físico.
Y va más allá: mientras en el escenario
se producen hechos hilarantes, actores que se transforman en acróbatas, que se
escabullen entre almohadones de un sillón, o se esconden en tramoyas que, en
algún momento, hacen bailar al compás de un conocido ballet o de un pasaje
coral del monumental Requiem de Mozart, algunos integrantes del elenco quiebran
la cuarta pared e interpelan al público, lo mojan con un agua supuestamente
bendita, o maldita según la mordacidad de Shakespeare, o se arrojan sobre el
público, obligándolo a sonreir a una extraña cámara. Nadie está a salvo ni del
sarcasmo de los textos de Shakespeare ni de los actores que dirige Chamé Buendía.
Shakespeare cuestiona las consecuencias
del poder de su época, la hipocresía, el machismo, la injusticia, tanto como
Chamè Buendìa lo pone en escena aggiornado sin tapujos: desde la excitación del
suplente del Duque de Viena, hasta la situación social actual o el parto de la
mujer del condenado a muerte. Espeja el ayer con nuestro presente.
Mientras tanto, se entreteje la
perversión con la injusticia, la inmoralidad con lo divino. Desde lo más bajo
hasta lo más sublime, Shakespeare pulveriza la conducta humana tanto como
Chamé Buendìa logra exponerla.
De una comedia donde no se salvan ni
políticos ni monjas, se llega a una puesta en escena que resulta difícil de
calificar, salvo destacar una y otra vez que la actualidad perenne de los
textos de Shakespeare lograron en Gabriel Chamè Buendìa y su elenco (Buendìa Theatre)
una fusión de nivel superlativo que linda con lo indescriptible, con la
creatividad sublime de alguien que tiene la sensibilidad para captar la
sutileza no escrita del Bardo Inglés.
Elsa Bragato,
Actoresonline.com