ACTO EN CURA BROCHERO, SÁBADO 23 OCTUBRE 2010

sábado, 29 de junio de 2013

"NOCHES ROMANAS", NUESTRA CRÍTICA (TEATRO)



LA PASIÓN DE LA AMISTAD
(LO EXQUISITO AL SERVICIO DE LA ESCENA)

NOCHES ROMANAS

DE FRANCO D’ALESSANDRO

VERSIÓN Y DIRECCIÓN DE OSCAR BARNEY FINN

CON VIRGINIA INNOCENTI Y OSMAR NÚÑEZ



La obra de Franco D’Alessandro sobre la amistad de dos grandes conmovió a Oscar Berney Finn y logró una versión estupenda de la relación tempestuosa y fraternal entre la gran Anna Magnani y el escritor norteamericano Tennessee Williams, quienes se conocieron en 1950 en Roma. El cine los unió en “La rosa tatuada” y “El hombre de la piel de serpiente”, así como, con el correr de los años, la decadencia, la muerte de los seres queridos y el dolor de la etapa final de sus vidas.

La puesta de Oscar Barney Finn es exquisita desde la paleta de color elegida, los colores pasteles bien claros, hasta la escenografía, que cumple con los requisitos de los personajes. Nada hay puesto sobre el escenario que no tenga un objetivo. Estos detalles dan armonía y solidez que luego se trasladan, se suman, a la dirección actoral elegida: dos seres antagónicos, la pasional Magnani contenida por el amoroso y sufrido Williams. El balcón sobre la ciudad de Roma, la mesita con los whiskies, y los dos atriles uno a cada costado del escenario (así como dos sofás y almohadones) nos resuelven las noches mágicas y turbulentas de estos dos grandes personajes de la historia literaria y cinematográfica.

Osmar Núñez logra un Tennessee Williams de modales contenidos que encuentra en el fuego de Magnani el cauce necesario. Virginia Innocenti, por su parte, se adecua a la morosidad de su gran amigo atenuando sus impulsos (o dejándoselos atenuar). Es conmovedora la escena del beso que oscila entre lo fraternal y lo pasional, por ejemplo. Así como, en la media hora final, Barney Finn sacude la ternura en la que sus personajes se mueven para precipitarlos hacia una relación menos contenida, ni uno ni otro se sostendrá mutuamente en su emoción. Es aquí donde el espectador también los acompaña en esa pasión de amigos abierta, explícita, y donde la obra gana su gran clímax emotivo.

Diferente, enriquecedora, “Noches romanas” nos mete un mundo desconocido, el de una amistad prácticamente desconocida, retratada por un autor italiano, con actuaciones brillantes que palpitan hasta que el estallido se hace inevitable. Una gran puesta.

Elsa Bragato, julio 2013.